Uno de los elementos particularmente complejos al interior de las empresas familiares es la confusión que suelen compartir todos, miembros y no miembros de la familia entre los roles ejecutivos (de gestión) y los de socio (de la propiedad de la empresa); sin embargo, cuando ésta es protagonizada por quienes lideran la empresa, esta confusioón se hace crítica. Dado lo anterior, es muy relevante aclarar y delimitar de manera sistemática los roles.
Cuando hablamos de roles, nos referimos al ámbito de acción en el cual se tiene responsabilidad y autoridad para tomar decisiones. Es tan relevante declarar y reforzar en qué ámbitos cada uno debe hacerse responsable, como en cuáles NO tiene autoridad para tomar decisiones.
Cuando las personas se agrupan y tienen un objetivo en común surge una importante primera necesidad que es la de saber, como mínimo:
1. que es lo que hay que hacer;
2. quiénes son las personas más competentes para hacer esos trabajos;
3. quién conviene que realice cada una de las tareas necesarias.
Estas, por supuesto, no son necesariamente las “únicas” tareas que debe realizar el grupo desde el punto de vista de “iniciación de acciones” que deben luego sostenerse en el tiempo (Eric Gaynor Butterfield:
“Congreso de Desarrollo Organizacional”; Argentina – 1997). Una de las tareas más importante es la de decidir que es lo que debe hacer dicho grupo total dentro del contexto en el cual está operando y como dicho contexto es cambiante surge la necesidad de que algunas personas – paradójicamente – no hagan nada,
o mejor dicho, dediquen algo de su tiempo a pensar como hacer las cosas de manera más efectiva y eficiente para poder sostener las ventajas competitivas (Michael Porter:
“La ventaja competitiva - 1995).
Resulta fascinante que se le preste poca atención a los tres puntos que nos hemos referido inicialmente, lo que implica que asumimos en general “dentro de nosotros” que las cosas pueden hacerse “teniendo en cuenta como se desarrollan los eventos.
A ésta práctica organizacional y empresarial se le puede dar distintas denominaciones y nosotros la asociamos con el pensamiento de que “los melones se acomodan a medida que la carreta se mueve”.
Y de hecho, que si tiramos todos los melones arriba de una carreta y luego la ponemos en marcha resulta obvio que los melones se han de acomodar;
nuestro punto es que no siempre se acomodan convenientemente y muchos de los melones pueden perderse y lastimarse en el intento.
Una dinámica que hemos usado eficazmente como experiencia vivencial de lo que sucede cuando no se tiene en cuenta las distintas complejidades que se presentan cuando un grupo tiene que alcanzar objetivos dando una adecuada respuesta como mínimo a los tres puntos señalados,
se relaciona con lo que sucede cuando los estudiantes del secundario “salen a festejar el día de la Primavera y pasan una noche de camping”.
Usualmente salen por la mañana y llegan durante el día al sitio de camping, y se comienzan a presentar una serie de tareas a desarrollar que usualmente no habían sido previstas apropiadamente.
Alguien tiene que elegir el sitio donde acampar y más exactamente el sitio puntual.
¿Es conveniente instalarse en el llano totalmente o es mejor que exista una pendiente? Parece obvio que es mejor hacerlo en el llano pero resulta que una lluvia puede hacer más conveniente la instalación en una pendiente de modo que el agua “corra”.
Y también debe decidirse respecto de quién ha de armar las carpas, quienes han de cocinar y quienes han de hacerse responsables de lavar los platos.
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