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La fuerza de trabajo crece más lentamente que las economías de los países, y gradualmente se hace más vieja.
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La participación de la mujer en la fuerza de trabajo crece en forma dramática.
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El sector servicio crece rápidamente y llega a ser el de mayor importancia.
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Se requiere mayores niveles de destreza de la fuerza de trabajo para lograr un aumento de la productividad.
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El grupo demográfico de mayor crecimiento, es decir las mujeres ha eliminado el rezago en su formación educativa y en la adquisición de destrezas de trabajo.
Para referirnos a la fuerza de trabajo a nivel mundial tenemos que hablar de demografía. La población crecerá según el Banco Mundial a 7500 millones en el año 2020 y casi 8500 millones para 2040. A medida que crezca la población mundial cuatro factores importantes definirán el perfil de la fuerza de trabajo global:
- Cambio demográfico estructural con una dinámica más compleja que antes.
- Integración económica a nivel mundial.
- Cambio tecnológico acelerado.
- Crecientes requerimientos educativos y de capacitación para la fuerza de trabajo.
El crecimiento de la población mundial es más lento con el transcurso de cada década, es decir, la taza de crecimiento está disminuyendo gradualmente. Esta disminución es característica de todas las regiones del mundo. En los países industrializados, en donde el crecimiento poblacional es menor que en los no industrializados, disminuirá aún más drásticamente. A medida que la población mundial crezca más lentamente también envejecerá más rápidamente.
En las dos últimas décadas la población mundial mayor a 65 años ha venido creciendo a una tasa promedio anual de casi 3 % comparada apenas con el 0.8 % para el grupo de jóvenes de 0 a 14 años y de 1.8 % del grupo de personas productivas entre 15 y 64 años. Esta tendencia se acelerará en los próximos años con profundas implicaciones en las dinámicas de desarrollo de la fuerza de trabajo en las diferentes regiones del mundo.
Los procesos demográficos son distintos en las diferentes regiones del mundo. Europa sufre el cambio más pronunciado, la población está estancada numéricamente y está envejeciendo rápidamente. Se estima que en el 2040 habrá sólo 1.6 europeos en edad de trabajo productivo por cada europeo mayor de 65 años de edad. Ya son grandes las implicaciones en las cargas fiscales de la población trabajadora para proteger los generosos programas de retiro en ese continente. El trabajador debe aumentar su productividad para que la cada vez menor población productiva pueda generar los medios necesarios para mantener económicamente a su creciente población de adultos mayores